RECUERDOS DE AQUELLA ESCUELA.

Íbamos al cole, nos sentábamos con mucha educación y muy ordenadicas pues las profesoras que teníamos eran muy severas. Y nos ponían a escribir, nos ponían lectura, geografía, aritmética… Y por supuesto, las matemáticas. Es que hacíamos de todo.
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La primera vez que yo fui a la escuela ya era bastante mayorcita, ya tenía a mi hija. Me acuerdo que di con un profesor: era jovencito, rubio y con mucho interés por enseñarnos. Mis primeras letras me costaron muchísimo pero enseguida las fui uniendo y aprendí con mucha facilidad lo más necesario. Pero tuve que dejarlo debido a que la niña se me escapaba pues era un curso de la tarde, y con mucha pena me quedé sin poder aprender lo que yo deseaba.
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Antes de entrar a clase nos ponían en fila con el brazo en el hombro del compañero de delante y cantábamos el Cara al Sol. Seguidamente decían: “Romper filas”, y nos marchábamos cada uno a nuestra clase. Los profesores nos decían sobre todo que callásemos y escuchásemos lo que nos explicaban. Si no nos portábamos bien, nos castigaban de rodillas en medio de la clase o en un rincón con los brazos en cruz y un par de libros en cada mano. Así nos tenían todo el rato que duraba la clase: no hacíamos nada más. Al día siguiente llevábamos la lección aprendida y procurábamos portarnos bien.
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Lo que más o menos recuerdo es que en mis primeros días nos llevaba a clase una hermana de mi padre y me ponían una camisa blanca con un peto azul marino. Iba con monjas. Entonces por la tarde, no sé si eran los jueves, nos daban leche y los miércoles entrábamos directamente a la capilla, a una misa. Y que siempre he tenido miedo a los profesores, no sé por qué. Recuerdo a una tal doña Emilia que tenía una cara de… Yo le tenía pánico.
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Nosotras vivíamos en una torre. Éramos varias hermanas. El camino era de tres kilómetros y pico y sobre todo en invierno pasábamos mucho frío al venir. Mucha nieve, mucho barro… Y recuerdo que cuando llegábamos a la escuela en la estufa del centro de la clase nos calentábamos las manos y se nos ponían muy doloridas, muy doloridas.
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