
Unos días antes de Navidad, mi abuelo compraba un pollo para cada uno, bueno eran pollicos tomateros, así los llamaban, no sé si ahora se crían para estas fechas.Eran más o menos como una perdiz, más altos, de color marrón y tenían el cuello pelado. Durante muchos años fueron el plato principal de Nochebuena. También nos traía unas latas redondas pintadas por fuera y con la tapa con motivos navideños. Siempre eran chiquiticas. Dentro había una cosa enroscada: una anguila de mazapán muy rica, no sé si ahora habrá. Entonces no había ni cajas ni latas bonitas. Yo metía tabas y chivas. Cuánto ha llovido. Ha pasado media vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario